sábado, 27 de octubre de 2007

NO soy domingo, y menos martes...


Al momento antes de presentármelo, me advirtieron que el loco era un cabrón, que había que casi evitar su mirada directa a los ojos, porque podías convertirte en sal o algo por el estilo. El era casi el único real (Eng. Pron.: "rial") hacker en Chile. Y si le caías mal, podías integrar su lista negra, y si pasaba eso era mejor pegarse un tiro y tratar de nacer de nuevo, ya que de él no hay salvación. Con esas advertencias antes de conocer a algún weon, cualquiera se pone un poco nervioso. El encuentro era un tarreo de Warcraft III con asado incluido. Una wea más ñoña que la chucha, sin minas ni nada pa enloquecer. Es como una junta del Opus Dei, pero sin los maricones. Y ahí llegaba yo, con mi tarro y pantalla CRT de 21 pulgadas bajo el brazo, tratando de ubicarme en un mar de cables y ser buena onda con cuanto qliao se me acercaba.

Lo primero fue el asado, (no hay nada peor que jugar con hambre) y ahí estaba él, parado como un perro esperando que se caiga una presa del asador. Lunes; un tipo en ese entonces de unos 28 años de un metro 60 de estatura, con unos respetables 180 kilos. Rubio, casi albino. Si lo analizamos de manera caricaturesca, podría decirse que era una gran teta blanca y brillante. Lo salude. No paso nada, me observo con cierta timidez, comenzo el tarreo. Lunes, le digo así, porque es el nombre con que me lo presentaron. Por lo general en el mundo de los ciberñoños no se conocen nombres, solo nicknames. Y Lunes es el mentor de los ciberñoños. Con el tiempo las juntas se hicieron más seguidas, tallarinatas con tarreo, sushiton con tarreo, asados con tarreo, etc. Cualquier ser humano hubiese subido unos 20 kilos. Y el famoso y temerario Lunes, es en realidad un tipo más bien simple. Toda su vida detrás de un teclado tiene su mundo en su escritorio. Con sus 180 kilos su vida no puede ser muy ágil, tampoco muy sociable. Un pequeño número de esbirros o admiradores son su nexo entre el ciberespacio y la realidad.
Su sedentarismo llega a tal punto, que en su escritorio en un cajón de archivos hay una freidora llena de un aceite anejo, en otro cajón hay un plato con su respectivo cubierto y un pequeño frezzer donde hay bolsas de masas pre fritas. Desde sopaipillas a papas. Todas esperando algún bajón de hambre de media noche. Ya que para este tipo de personas el día y la noche son irrelevantes. El único tiempo que vale es el de Internet. Y a media noche hasta sus papas duermen como para alimentarlo.

Continuará.... algún día.

4 comentarios:

Princessa dijo...

Continua el relato, me quede curiosa... Es verdad que hay gente que tiene una vida virtual mucho mas rica que la real.
Un abrazo

Alejandra dijo...

Mmmm, raro él. Supongo que hay vicios que inevitablemente te alejan del resto del mundo, el computador es uno de ellos.
Oye, es verdad, nada peor que hacer cualquier cosa con hambre. Es que así no hay poder de concentración...
Saludos

Caro dijo...

Sucede algo Sr. PuppetMaster?.
La vida de Lunes, es más fome q esta nota.


"..Lo salude. No paso nada, me observo con cierta timidez.....".
Q susto!!!!.

Puppetmaster dijo...

Jjajaa.

Caro: Es mi aporte cultural. Es para darles a conocer otro mundo.