sábado, 8 de marzo de 2008

Esta noche vamos a comer fuera


Esta noche vamos a comer fuera. Se repetía en su mente una y otra vez, con un eco masculino. Era su vigésimo aniversario de matrimonio y el primero que celebrarían como ella hubiese deseado. Al despertar y comenzar la rutina diaria, el quiebre de esa frase emitida por su marido había sido un cambio en su día y tal vez en su vida. Estaba descarrilada, no sabia que hacer, por primera vez en muchos años pensaba en algo más que el almuerzo de los niños, en la ropa sucia y en limpiar los rincones que eran intimamente conocidos por ella.

Esta noche vamos a comer fuera. Esta noche vamos a comer fuera. Esta noche vamos a comer fuera…. Pero que me pongo? Drama, la frase emitida por su marido ya no fue grata y de dulzor paso a agrio en un segundo. Corrió a su closet y buscando, desarmando y compaginando logro armar una tenida para la noche tan especial. Abrió un cajón de la cómoda, donde se guardaban los papeles importantes, escrituras, certificados de nacimiento, álbum de matrimonio y las joyas. Las que no eran usadas hace muchos años. Abriendo las pequeñas cajas de terciopelo y felpa ella fue llenándose de intriga y adrenalina, cada una contenía un tesoro que ella ya había olvidado. Los únicos metales que tocaban sus manos eran el aluminio y el acero de sartenes y ollas. Que triste es mi vida, se dijo así misma. He tenido esto tantos años y nunca los he usado…

No importa. Esta noche vamos a comer fuera.

Corrió al baño y se miro al espejo. Y las lágrimas no aguantaron el impacto. Que vieja estoy!!!!. Como ha pasado el tiempo. Se miraba las canas y las arrugas en su rostro, arrugas que connotaban esfuerzo y sacrificio. Distintas a las de la risa y gozo.

Primero se lavo el rostro, con un jabón que había guardado hacía años. “Hotel O’Higgins” decía el envase. La luna de miel, dijo en voz alta, 20 años tiene ya este jabón.
Su perfume la hizo relajar, luego se maquilló. Al principio no sabía como hacerlo pero fue recordándose de su juventud lentamente.

Luego se vistió. Su marido y compañero de 20 años llegaba todos los días del trabajo a las 8 , con una puntualidad inglesa.

Sentada en el living, arreglada y maquillada como hacia años no lo estaba, esperaba con las ansias de sus olvidados 15 años a su hombre, que la sacaría a lucir lo bella que es.

Esta noche vamos a comer fuera….8.15, le habrá, pasado algo???, sería el colmo pensó.

Ruido de llaves, ella se levanta y se acerca a la puerta de calle esperando ver la mirada de admiración de él. Chuta que estay elegante, dijo él con cierta ironía… Mira lo que te traje por el aniversario.
Ella baja la mirada a las manos y en lugar de cargar una docena de rosas, traían un pavo muerto, con todas sus plumas. Se lo compre a Luis, que los cría en Buin. Me dijo que son muy sabrosos haciéndolos en el horno.

Ella saca una voz débil diciendo, pero me dijiste que comeríamos fuera esta noche…
Si, responde él. Voy a sacar una mesa al patio.